Así duermen los animales
Así duermen los animales
Entre los animales encontramos todo tipo de formas de dormir.
Estudiarlas ayuda a comprender este fenómeno vital y a vencer nuestros problemas de insomnio.
Cuestión de ciclos
En todas las especies, los ritmos circadianos o cambios biológicos que se producen en un ciclo de 24 horas tienen mucho que ver con la luz y la oscuridad y marcan la organización de los periodos de sueño, aunque no están tan predeterminados como podríamos pensar. «Un niño pequeño tiene un ciclo de sueño y alimentación de unas tres horas, pero a medida que crece se va adaptando para agrupar el descanso en las siete u ocho horas de sueño típicas de los adultos».
Sin embargo, «seguimos teniendo interiorizado ese ciclo inicial, por eso es fácil despertarse pasadas dos o tres horas, aunque muchas personas no son conscientes de ello y se vuelven a dormir sin darse cuenta de la interrupción», comenta. Además, evolutivamente no tiene muchas ventajas dormir muchas horas seguidas, ya que se lo habríamos puesto mucho más fácil a nuestros depredadores.
Los gatos sueñan con ratones
No sabemos si el estrés también les provoca pesadillas a estas ratas, aunque algunos ensayos sugieren que los animales experimentan algo muy similar a nuestros sueños. Probablemente, el más famoso lo llevó a cabo Michel Jouvet con gatos en 1959. Cuando los mamíferos estamos en fase REM, tenemos una especie de interruptor muscular que nos deja inmóviles, pero el investigador francés logró desconectarlo en los felinos y vio algo asombroso: se levantaban y ejecutaban movimientos en los que parecían estar cazando.
«Como mínimo, los animales tienen ciertas sensaciones, aunque no tengan sueños tan elaborados como los humanos»
Dormir nadando y volando
Al margen de la cantidad de horas que dediquen al sueño, algunos animales nunca se pueden permitir el lujo de poner todo el cerebro a descansar, por ejemplo, los mamíferos marinos. «Los delfines mantienen medio cerebro despierto para seguir nadando, de lo contrario, no podrían salir a la superficie a respirar», comenta Puertas. Lo mismo sucede con algunas aves, especialmente las migratorias, que son capaces de volar ininterrumpidamente durante muchas jornadas gracias a que parte de su sistema nervioso «mantiene la actividad motora de forma automática para controlar los movimientos de las alas y la dirección».
Estudiar el insomnio en animales
Estudiar el insomnio en modelos animales es casi imposible, no porque los animales no lo sufran, sino porque el insomnio humano suele tener como causa un estrés psicosocial muy difícil de reproducir.
Difícil salvo que se tenga tanta imaginación como la investigadora española Georgina Cano, de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), que ideó un ingenioso sistema para estudiarlo en ratas. Al introducir a un macho en una jaula sucia, donde previamente ha estado otro macho y está sin limpiar, llena de excrementos y feromonas, el animal sufre un estrés que afecta a su sistema sensorial y límbico, ya que es muy celoso de su territorio. Esta circunstancia le causa un insomnio de características muy similares a las que puede sufrir una persona y, de esta forma, los científicos tienen un modelo animal para probar fármacos para combatirlo.
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