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¿ Cómo evitar que mi perro me gruña, muerda o me ladra ?

¿ Cómo evitar que mi perro me gruña, muerda o me ladra ? 

 

 

Cuando un peludo descarrila, la convivencia se hace difícil y debemos conseguir recuperarla. Si has llegado hasta aquí buscando una respuesta a la pregunta

¿Por qué mi perro me gruñe, me muerde, me ladra, me enseña los dientes…?

Tanto si es un cachorro travieso y guerrillero como si es un perro adulto que ha perdido los modales, vamos a ver a fondo donde está el origen de estos comportamientos y la manera de arreglarlo. Te ruego que dediques primero un momento a ver dónde está el origen de estas conductas, verás que te resultará mucho más fácil la solución y tal vez incluso, que esta venga sola.

Sobre los ladridos, los gruñidos y los mordiscos

Primero es bueno saber que los perros cuando se expresan lejos de limitarse a enseñar los dientes, gruñir, ladrar y morder, utilizan mucha comunicación no verbal, es “El Lenguaje de los Perros”. Esto significa que conocen de sobra la manera de comunicarte cuál es su estado de ánimo, que es lo que quieren o no quieren, si les molesta que les hagas una caricia, si quieren que te alejes, si les incomoda algo que les estás haciendo o simplemente te están provocando para jugar.

  • Y todo esto lo hacen a través de su comunicación no verbal, es decir, su expresión corporal y en ella utilizan todo su cuerpo, desde la nariz hasta el rabo.
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La capacidad de comunicarse de los perros

 

Chihuahua ladrando en la calleTodos sabemos que cuando un perro nos gruñe y nos enseña los dientes es porque está a punto de mordernos.

* Si se trata de una “incitación al juego”, muy propio de un cachorro o un perro jóven que le encanta jugar a lo bruto, a morder y pelear, es porque no has graduado la intensidad de este, se ha emocionado en exceso y se ha descontrolado. Luego profundizo más en este tema.

* Si se trata de un “enfado” cuando esto ocurre, es porque ha agotado las señales de “calma” y ha dejado de utilizarlas, pero todavía conserva las de “amenaza” y no ha pasado a la acción con un bocado directo como último recurso. Es entonces cuando deberíamos, “desde un punto de vista puramente conductual”, estarle agradecido porque todavía no ha perdido por completo la capacidad de “comunicarse” y no nos ha llegado a morder. Sé que esto no es fácil de comprender pero, a medida que leas el artículo, le encontrarás el sentido que tiene.

Al final tienes un enlace al artículo con el desarrollo de Las Señales de Calma y las de Amenaza, importantísimo para saber identificarlas.

 

 

Un perro enfadado antes de morder siempre avisa

Aunque te cueste creerlo, siempre y cuando tenga la cabecita bien amueblada, que lógicamente con los cachorros no es así, si está cabreado antes de morder un perro siempre avisa. Bueno, hasta que llega el día en el que ya no utiliza las señales de calma ni tampoco las de amenaza porque ha aprendido que, por más que lo intenta, no le sirven de nada y entonces las inhibe, deja de utilizarlas y pasa a morder directamente.

* Es entonces cuando tenemos delante un “perro reactivo” que a la primera de cambio se enfurece y se descontrola lanzando bocados a quién se le cruce por su camino. Esto en la mayoría de los casos es “reactividad”, por lo que no deberíamos considerar este comportamiento como agresividad en estado puro.

  • No obstante cualquier manera de manifestar la agresividad hay que ponerla bajo control y trabajarla de manera adecuada, para conseguir extinguirla y que no tenga la necesidad de utilizarla, ni porque está jugando ni porque está furioso.

Perro mordiendo el dedo de su dueño

 

El aprendizaje, un factor muy determinante en sus estrategias

Cuando un perro aprende que el ladrido, el gruñido o el mordisco le funcionan, sin duda lo utilizará para conseguir sus propósitos. Por eso, lo mejor es comenzar a educarles cuando más cachorros son para que en un futuro muy cercano, no sea una de sus estrategias.

* Tenemos a los perros que han perdido el respeto y se han convertido en unos tiranos con sus dueños. Esto sucede con aquellos peludos a los que se les consiente todo y más, se les mima, se les trata como a niños, se les deja dormir en la habitación o lo que es peor, en la cama. En fin, no han recibido sus buenas dosis de educación y disciplina.

  • En este caso la obediencia básica le vendrá muy bien. También hacerle ver donde están los límites y dónde acaban los privilegios.

* Por otro lado tenemos a los que se les ha sometido demasiado con gritos y órdenes severas, donde el miedo está presente como factor determinante en su proceso de aprendizaje. Estos utilizan sus estrategias como defensa propia ante lo que consideran una amenaza, tal vez un dueño que entabla constantemente un tira y afloja a ver quién puede más. También como consecuencia de esto último puede desarrollarse la rivalidad y la protección de recursos, es decir, su espacio, su comida, su juguete, su hueso…

Los perros no son agresivos por naturaleza, a no ser que “aprendan” que esta puede ser su mejor estrategia para salirse con la suya.

  • Si este es tu problema, dejar de someter al perro le baja los niveles de estrés y deja de tener la “necesidad” de defenderse.

Las rabietas de los cachorros y los jovencitos

Con tu cachorro, si es tu caso, debes tener una consideración especial aunque te muerda hasta la saciedad. Claro, le duele la boca y necesita aliviar el dolor. Qué mejor que tu mano o tu pie. Tal vez lo hace cuando el juego le excita mucho y pierde el control. También te gruñe y te ladra cuando te provoca reclamando juego.

  • Si como he dicho antes ha salido guerrillero y peleón, debes graduar la intensidad de sus impulsos para que no se emocione demasiado.
  • Cuando esto suceda, lo mejor es cortar el juego e ignorar esa conducta, para que no aprenda qué es lo que tiene que hacer la próxima vez para conseguir saciar sus ganas de “pelear”.

Y cuando tienen una rabieta… Bueno, ellos van desarrollando su carácter y lo hacen muy rápido. Cuando no les apetece que, por ejemplo, les cures una herida o les quites algo que no es suyo debes ser firme pero amable a la vez para enseñarle, ya de pequeño, que las normas existen y la disciplina no tiene por qué ser traumática.

En este sentido hay que tener mucho cuidado también con las rabietas de los perros y perras jóvenes que están en plena etapa de desarrollo hormonal (la pubertad) porque lo que ahora es una rabieta juvenil, puede convertirse en un cabreo de perro adulto.

Como he repetido hasta la saciedad, los gritos y las riñas no te van a ayudar en absoluto porque sólo servirán para ponerle más nervioso o en el peor de los casos, cabrearle más.

  • La obediencia básica debe formar parte del día a día en su educación. Pero con refuerzo positivo.

perro-defendiendo-su-hueso-en-el-sofa

 

Sobre la defensa de recursos de los perros

Y sobre la defensa de recursos, un perro que defiende sus recursos en casa como su hueso, su sitio privilegiado en el sofá, el juguete que le intentas quitar y un largo etcétera, sin lugar a dudas no tiene la educación y la disciplina correcta que puede acabar con la pérdida del respeto de un miembro de la familia, ladrándole, gruñéndole o mordiéndole a la primera de cambio.

Pero cuando un perro aprende, porque le hemos enseñado, que no necesita defender nada, no tiene la necesidad de defender nada, valga la redundancia.

  • Una buena forma de conseguirlo es, cada vez que le queremos quitar algo que no es suyo, decirle “suelta” y ofrecerle un trozo de comida a cambio. Entonces perderá el interés por “su tesoro” y verá que soltarlo no es tan malo porque recibe algo bueno a cambio.

 

Lo primero era evitar el conflicto

Cuando un perro esta hasta el gorro de que le griten, que le increpen, que le incomoden, que le invadan, que le toquen las orejas, que le tiren de los pelos o tal vez que le quiten un trozo de comida de la boca, todo esto muy es frecuente cuando hay niños, antes de gruñir, enseñar los dientes o lanzar un bocado, ha utilizado con total seguridad más señales de calma (no verbales) de las que puedes ser capaz de imaginar, porque para él evitar el conflicto era más importante de lo que crees.

 

Su lenguaje corporal

 

perro enfadado 180717 OK¿Cuántas veces al día has pillado a tu perro bostezando, chupándose la nariz, rascándose, andando muy despacio u olisqueando el suelo cuando le llamas con tono imperativo o te acercas enfadado directo hacia él? Tal vez incluso sentándose y dándote la espalda. También quizás jadeando con la lengua fuera sin haber hecho ejercicio o un rato sin querer mirarte a la cara. Esto son solo unos ejemplos de la manera que tiene de decirte que te calmes, por eso se les llama “Señales de Calma” y las utiliza también con los otros perros para evitar conflictos y mostrar que todo va bien.

Cuando un perro ha agotado todo su repertorio y tú no te has “calmado” es él quien toma la directa y pasa a la acción… Tú te has llevado un mordisco y probablemente él una bronca.

Hay que equilibrar la balanza

Recuerda que tan malo es que te pierda el respeto despertando su lado tirano como que te tenga miedo despertando la defensa propia. Tan malo es mimarlo y hacerlo un consentido sin imponer tu autoridad de forma coherente, como someterlo a una disciplina severa con la que se sienta amenazado o con necesidad de competir. Hay que equilibrar la balanza. Muchas gracias.

 

 

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